FUERZA CHILE

Nos tiene profundamente conmovidas lo que está pasando. Hay incertidumbre en todo sentido y el panorama no se visualiza alentador. Queremos contarles un poco cómo hemos vivido esto nosotras, dos amigas y mamás emprendedoras.

Las movilizaciones nos pillaron trabajando a full, con varias entregas y proyectos en carpeta. Esta semana hemos seguido funcionando en la medida de lo posible, porque tenemos compromisos con nuestros clientes y con las personas que trabajan con nosotras y no nos podemos dar el lujo de parar. 

Pero nos ha pegado fuerte todo esto. Y desde que comenzó nos estamos preguntando qué podemos hacer para contribuir de alguna forma a esta sociedad en crisis. Una primera conclusión es que, como empresa, debemos hacer las cosas bien, que es lo que hemos intentado desde que comenzamos con TerrazaChic.

Desde nuestra humilde vereda, podemos decir que tratamos a nuestros proveedores y a nuestros colaboradores como personas. Nos preocupamos por ellos y sus familias, les pagamos lo justo y a tiempo. Más que importar desde China o India para vender al doble o al triple en Chile, tratamos de potenciar a fabricantes locales, a pequeñas pymes u otros emprendimientos que, al igual que nosotras, trabajan duro para surgir.

Nos encantan las plantas y tratamos de que más personas vivan rodeadas de ellas, porque energizan y alegran. Nos preocupa el medio ambiente: generamos la menor basura posible y reciclamos lo que podemos. Con nuestros clientes somos muy cercanas y respetuosas. Damos un servicio realmente bueno, muy personalizado y SIEMPRE respondemos.

Sabemos que nuestro negocio no es de primera necesidad e incluso puede ser considerado superficial por muchas personas, pero tiene un trasfondo profundo por esta forma respetuosa en que nos relacionamos con toda nuestra cadena y por todo el amor que le ponemos en el día a día a lo que hacemos. Además, realmente aportamos al bienestar de quienes confían en nosotras a través de nuestro trabajo.

Pero si estamos viviendo una crisis social tan grande es porque todos hemos fallado. Y esa es nuestra segunda conclusión. No podemos dejar de pensar que, en cierta medida, todos somos responsables de lo que está pasando. Todos hemos contribuido de alguna forma, haciendo o dejando de hacer, a perpetuar esta normalidad tremendamente dura, cruel, individualista, egoísta y clasista. Y eso nos hace pensar que, tarde o temprano, esto tenía que pasar.

Estos son tiempos de reflexión, de profunda revisión. Creemos que a todos nos toca evaluarnos en cada una de nuestras facetas, como empresarios, trabajadores, personas y ciudadanos. ¿Nos sabemos los nombres de nuestros conserjes? ¿Pagamos lo que corresponde a las personas que trabajan en nuestras casas? ¿Cómo manejamos? ¿Le tiramos el auto encima al que se nos cruce, o damos la pasada?

En lo personal, nuestro mea culpa es grande. Estamos al debe en muchos aspectos. Pero tendemos a ser positivas y estamos convencidas de que, si todos nos conectamos y realmente nos esforzamos, algo bueno va a surgir. Más que grandes acciones, apelamos a esas pequeñas cosas que todos podemos hacer, desde empezar a hablar más con nuestros conserjes a ser conductores más amables. 

Esperamos de todo corazón que de esta profunda crisis emerja una sociedad mejor, más justa, más igualitaria, con más y mejores oportunidades para todos. Una sociedad en la que nadie se sienta indigno, en la que nadie quede marginado del crecimiento económico del que tanto nos jactamos.

No queremos volver a la normalidad, queremos que Chile cambie. Pero, para eso, todos debemos cambiar.

Cotiza tu cojín